sábado, 4 de junio de 2011

El tiempo mejor empleado

El maestro vio con sorpresa que su discípulo había terminado los quehaceres domésticos rápidamente y se estaba colocando las sandalias y la túnica para salir del claustro. Tenía cierta premura. Se le veía un signo de preocupación en la mirada, marcado por un inevitable gesto compungido. Por cierto, había olvidado el reverente saludo habitual de despedida antes de marcharse, lo que ocasionó que le hiciera un llamado de atención.


El discípulo se acercó para excusarse pero el maestro se adelantó a preguntarle.
— ¿A qué se debe que vas por la vida con tanto apuro?
—Es que voy a ayudar a resolver un problema en mi familia.
— ¿Qué problema? Si es que se puede saber.
—Mis hermanos no se llevan bien y creo que algún espíritu maligno esta haciendo de las suyas.
— ¿Cómo sabes que hay tal espíritu? ¿Acaso lo has visto? ¿Tuviste un encuentro con él?
—No. Mi madre me lo ha dicho varias veces. Ella percibió esa presencia maligna. Mi madre confía en que yo puedo ayudar y cuando me ofrecí, se puso muy contenta.


— ¿Y qué piensas hacer?
—Con lo que he aprendido en estos últimos tiempos, creo que puedo poner en práctica mis conocimientos.
— ¿Cómo?
—Haciendo una limpieza de espíritus de la casa en donde habitan.
El maestro abrió grande sus ojos mostrando sorpresa.
— ¿Tus hermanos pidieron que los ayudes para realizar tremenda tarea?
—No. Pero creo que puedo hacerlo y les voy a inducir a que hagamos una ceremonia de purificación personal antes de limpiar la casa. Como las que hicimos en los ritos iniciáticos.

El maestro miró a su discípulo con preocupación mientras se rascaba la barbilla. Finalmente le preguntó:
— ¿Sabes cual es la diferencia entre la magia blanca y la magia negra?
—No. ¿Qué tiene que ver la magia con esto maestro?
—Mucho —le respondió mientras apoyaba su mano sobre el hombro y le ofrecía caminar hacia el patio interno del edificio.

—Si realizas algo en contra de la voluntad de otra persona o sin que te lo haya pedido, aunque pueda resultar en un bien, estarías haciendo magia negra. Si, en cambio, lo haces porque esa otra persona te lo pide expresamente, estarías haciendo magia blanca. Tus hermanos no te pidieron que los ayudes, ni que los inicies en esa purificación…
—Pero maestro, no estaría haciendo brujerías porque yo lo haría con la mejor intención —le interrumpió.


El maestro sonrió con paciencia ante la irreverente actitud.
—Dicen que el infierno está repleto de buenas intenciones muchachito —dijo mientras llegaron a un jardín surcado por caminos angostos que podían ser transitados por una sola persona. Basado en un diseño geométrico de un mandala, todos coincidían en una bella fuente central. Le señaló el lugar y le dijo:
—Los caminos de iniciación, son caminos individuales. Así como cuando tú viniste aquí, que nadie te lo pidió porque fue un llamado interno —le señaló el pecho —, tú no tienes que inducir a nadie para que haga algo que no le vino de su propia búsqueda interior… Espero que sepas ver la diferencia para no convertirte en un brujo.
— ¿Entonces cómo puedo ayudarlos?
—Escuchando y acompañando. Haciendo preguntas para que piensen y se respondan a sí mismos. La inducción debe ser hecha hacia el razonamiento y el cuestionamiento de sus actitudes. Luego, ellos deberán tener sus propias conclusiones.
— ¿Y si me preguntan que haría yo en su lugar?
—Ahí sí te estarían pidiendo una ayuda velada, pero tú no puedes responder a esa pregunta porque nadie puede estar en el lugar del otro. Las realidades que se construyen son muy diferentes. Si te pones en el lugar del otro, no puede ayudar porque serás parte del problema. Tú no debes bajar nunca del mirador de la montaña porque perderías la visibilidad del bosque para orientarlos con las opciones que pueden tener y que no pueden ver. Lo único que puedes hacer es responderles con otra pregunta: ¿Qué podrían hacer para construir otra realidad a partir de ahora con lo que tienen?
—Eso les llevará tiempo.
—Al hambriento le puedes saciar rápidamente el hambre con un plato de comida, pero eso no le resuelve su problema, para ello le tienes que enseñar a conseguirla y eso no se puede hacer de un día para otro. El plato de comida resuelve la coyuntura, la enseñanza resolverá lo estructural. De esa manera tu tiempo será mejor empleado. ¿Entiendes el concepto?
—Si maestro.
—Ahora sí, ve y aplica tus conocimientos.

UNA AVENTURA IMPRESIONANTE EN EL PARQUE NACIONAL NAHUEL HUAPI

Hugo Payen, mediante una regresión mental en el tiempo inducida por un grupo de almas compañeras, lo llevarán al siglo XVII, para ir detrás del mito de la ciudad perdida de los Césares. Junto a los vuriloches, recorrerá las comarcas que hoy están comprendidas dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi. Seguirá un camino de autoconocimiento, comprendido por los cuatro pasos iniciáticos: El del guerrero, el del mercader o negociador, el del sacerdote, el del Mago o Brujo. Como parte de ese camino, y a través de arquetipos de la mitología mapuche y tehuelche, se enfrentará a la problemática del bien y del mal, así como a los demonios y espíritus enraizados en su inconciente. Hugo se verá tentado en su honestidad, lo cual será un determinante en el desenlace de la historia. Este libro invita a cuestionar los límites de la realidad fijada por el paradigma Newtoniano-Cartesiano.
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Antes que hablar sobre el "ser", preferiría hablar sobre la experiencia de "ser", específicamente las que tuvieron influencia en la novela. La zona del Parque Nacional Nahuel Huapi tuvo y tiene un atractivo muy especial. He pasado vacaciones y realizado muchas caminatas por esas montañas, disfrutando aquellos paisajes que me producen, hasta el día de hoy, un efecto sorprendente. Fue inevitable que surgiera el sentimiento de que algo mío estuvo allí alguna vez. Luego vinieron los tiempos de investigar sobre sus habitantes, su historia, costumbres y creencias. Pero cada vez que volvía a esos sitios, parecía que incitaban la inspiración para relacionr la fantasía con la realidad, contemplando otras características que pueden tener el espacio y el tiempo.